LAS DIEZ FIESTAS POPULARES DE ECUADOR





       LAS DIEZ FIESTAS POPULARES DE ECUADOR 
   
 Ecuador es un pais megadiverso, es el pais de los cuatro mundo  donde se puede encontrar  culturas razas etnias y pues entre todas sus cosas estan las diferentes fiestas a nivel nacional tales como las que se va a dar a conocer a continuacion :

ENTRE LAS FIESTAS MAS CONOCIDAS ESTAN:

1.Fiesta del Inti Raymi


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 Es una ceremonia incaica y andina  celebrada en honor del Inti  (el Dios sol), que se realiza cada (24 de Junio, en el hemisferio sur). Los actuales pobladores de los países andinos, con la presencia de visitantes nacionales y extranjeros, continúan realizando esta tradición, ahora considerada una ceremonia de interés turístico.Al tratarse de una tradición inca, el Inti Raymi se mantiene como un rito para muchas otras comunidades indígenas de legado incaico, algunas de las cuales están asentadas en otras partes del antiguo territorio inca, como en Ecuador, Colombia, Peru , norte argentino y Bolivia.


2.La Mama Negra


Fiestas de la Mama Negra



Es en Latacunga, provincia de Cotopaxi, donde la Mama Negra, conocida como Santísima Tragedia, muestra las culturas indígena, española y africana del Ecuador. Una ceremonia mágica que devela la vida de diferentes pueblos concebidos en su mestizaje. Los vecinos de este lugar rinden también homenaje a la Virgen de la Merced como demostración de agradecimiento por los favores concedidos. Se realiza primero en el mes de septiembre, como una fiesta de devotos y la segunda fecha se realiza en la primera semana de noviembre, tras año el aniversario de independencia o fiesta política deLatacunda.
  
3.La Chonta de la Amazonía


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 La fiesta popular que nos recuerda la recuperación de un accidente: el caso que se muestra es la mordedura de una culebra, una herida que te puede llevar al uwishin (curandero o anciana sabio), quien puede utilizar ají y hiervas medicinales para lavar la herida. Es celebrada en el mes de mayo durante la mayor producción de la chonta, una fruta amazónica. En esta celebración las mujeres salen cargadas las chankins (canastos), seguidas por los hombres que arrancan con un gancho los frutos, mientras ellas los recogen. La preparación de la chonta es lo que recibirá  la noche, donde más de uno tendrá la cara pintada con achiote, una semilla que desprende un color rojizo.

4.El Rodeo Montubio costeño



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Es en la provincia de El Oro, en poblaciones como Pimocha y Vinces, o en los alrededores de Balzar, provincia del Guayas, donde se pueden encontrar rodeos montubios. Son fiestas populares acompañadas de mucho color, donde desfilan y compiten jinetes, hombres distinguidos, con sus trajes típicos que cuentan con el imprescindible sombrero de paja. En las competencias concursan hombres y se escoge a la “Criolla Bonita”, mujer que representará  a las diversas haciendas del sector.  El rodeo montubio se realiza como un homenaje al Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad, el 12 de Octubre.

5.El Carnaval de Guaranda


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A puro ritmo de comparsa se enciende la fiesta más popular del Ecuador. Miles de personas se concentran cada año en la provincia de Bolívar, específicamente en la ciudad de Guaranda, para la fiesta que se sumerge en agua y música marcando el carnaval. Esta fiesta religiosa usualmente se celebra en el mes de febrero y permite compartir con los vecinos del lugar su alegría y hospitalidad, entre bailes, risas y juegos que hacen olvidar el tiempo.

6.Fiesta de las Flores y las Frutas





Las calles de Ambato, en la provincia de Tungurahua, se convierten en una pasarela. Carros alegóricos, construidos por los vecinos de esta capital, recorren los barrios que se complementan con el paisaje de las montañas.  Celebrada 40 días antes de la Semana Santa, el desfile de la confraternidad se complementa con la elección de la Reina de Ambato, además de la Bendición del Pan y de las frutas. Es una ronda acompañada de música y gastronomía.

7.La Diablada de Píllaro





La Fiesta de la Diablada se realiza todos los años en Píllaro, provincia de Tungurahua, del 1 al 6 de enero. Según cuenta la leyenda, las comparsas representan a un diablo que llegó a América con el cristianismo. Es en esta fiesta donde el indio salta, baila y se alegra transformado en diablo, colocando en su rostro grandes máscaras. Esta ancestral fiesta se expresa en la danza de todas las comunidades del cantón, que en círculo muestran su ritmo y en sus manos nunca falta una muñeca, la botella de licor y un pañuelo.

8.Cerveza de yuca en Sarayaku





En la provincia de Pastaza, en la amazonía ecuatoriana, se prepara la cerveza de la yuca y para ello hay una fiesta. Las mujeres de la etnia Sarayacu recogen la yuca de la huerta, mientras los hombres se van de cacería. La mujer cocina la yuca hasta que pueda ser masticada. Luego todas se reúnen y comienzan a masticar la yuca con el sonido del tambor, que da señales del inicio de una  fiesta que acerca a la comunidad, para celebrar un ritual que se realiza en febrero.

9.El Paseo Procesional del Chagra





Machachi, en la provincia de Pichincha, recibe a sus visitantes vestidos con zamarros, ponchos, bufandas y sombreros. En julio, los locales desfilarán en sobre caballos, junto a las aplaudidas bandas de pueblo, en honor a la cantonización de Mejía y la cultura campestre del sector.

10.El Yamor






En Otavalo, provincia de Imbabura, en el mes de septiembre, se celebra una fiesta popular dedicada a una bebida sagrada: el Yamor. Esta se realiza con maíz y sirve para agradecer a la Pacha Mama (Madre Tierra) por su abundancia, además de ser un tributo a la virgen María de Monserrate. Aquí se vislumbra el mestizaje de creencias.




                      SIMBOLOGIA INDIGENA

 
 Wiphala

 














La Wiphala es una bandera. Quizás la reconozcan como esa bandera de forma cuadrada que tiene siete colores repartidos en 49 cuadraditos. Etimológicamente, la palabra se forma a partir de Wiphay (que es voz de triunfo) y laphaqi (entendido como el fluir en el viento de un objeto flexible), ambas palabras de la lengua aymará.  Esta bandera cuadrangular puede ser vista normalmente en varias regiones de Sudamérica. Pero ¿qué representa?
Esta bandera está fuertemente ligada a las comunidades que descienden de los pueblos andinos. Desde un comienzo, la Wiphala que hoy conocemos fue un emblema del pueblo aymara-qhishwa.
  Es verdaderamente interesante la historia de la cultura aymara-qhishwa porque los antropólogos e historiadores la han estudiado desde un punto de vista que bien podría catalogarse como “occidental”. No obstante, los descendientes de las civilizaciones andinas señalan que sus pueblos lograron mucho más de lo que los libros cuentan. Los antepasados de los descendientes alcanzaron un alto grado de desarrollo social, político y económico, digno de ser reconocido.Hoy muchos mantienen vivas las tradiciones, costumbres, y celebraciones culturales del pueblo aymara-qhishwa y otras civilizaciones andinas. Son los descendientes de civilaciones explotadas, oprimidas, y marginadas desde hace más de 400 años… como también lo fueron (y lo siguen siendo) muchas otras en el continente.


ESTUDIOS DE LOS INCAS


El Estado inca según John V. Murra

 

 

El Estado y la economía

 

 



¿A quién y por qué se redistribuía el excedente? Con precisión Murradice, “En este sentido, el Estado inca funcionaba como un mercado: absorbía la productividad “excedente” de una población autosuficiente y “trocaba” este excedente en la alimentación del ejército, de quienes servían en la mit’a o en la familia imperial, tratando de paso de ganarse la lealtad de los beneficiados”(p.42). El excedente sería destinado, por consiguiente, al gigantesco ejército, a los campesinos que trabajaban la mita, a los que servían a la familia imperial, así como a ésta misma. El objetivo final sería ganar la “lealtad” de los beneficiarios y allegados. 
El proceso descrito parecía funcionar, sin embargo, en círculo cerrado: el excedente salía de los campesinos, beneficiaba a la élite real y volvía luego en parte a los campesinos con el objeto de asegurar su lealtad. Surgen en realidad interrogantes sobre el carácter de este círculo cerrado y estático. El primer interrogante es ¿si la enorme producción agrícola y de otros sectores que impulsaba el Estado servía solo para garantizar “la lealtad de los subordinados y allegados”?


El “Estado de bienestar” según los cronistas






 

Murra consideraba que los cronistas nacidos en la América colonial como Garcilaso de la Vega y Blas Valera fueron los responsables de las creencias de que en la sociedad inca se desarrolló una “sociedad socialista” y un “Estado de bienestar”. Sobre estos Murra dice “No he vacilado en usar a Garcilaso aunque pienso que su reconstrucción histórica es antojadiza y que él y Blas Valera son casi exclusivamente responsables de la percepción, fundamentalmente errónea, de la sociedad inca, como dedicada al bienestar de su gente.” (OEEI,capítulo En torno a las estructura política de los Inka, en adelante ETEPI,p. 19).
Respecto a esta interpretación Murra antepone que “La controversia surge en lo que respecta al uso de las reservas estatales con fines de bienestar. Blas Valera y Garcilaso han creado la impresión de que una de las características diferenciales del Estado Inca era el uso de las reservas acumuladas para compensar las heladas y sequías, evitando la hambruna”. (ETEPI, p. 39). Murra rechaza esa interpretación y la calificación de “Estado bondadoso”. Para él el Estado Inca utilizaba los suministros de los depósitos no por “bondad natural” sino por intereses sociales y políticos. Detrás de las iniciativas supuestamente generosas del Estado existían intereses particulares de los linajes reales incaicos.

Error de los cronistas y  “reciprocidad comunitaria”






 Para Murra, siguiendo el concepto teórico de Karl Polanyi  sobre el “carácter redistributivo de los sistemas pre industriales” (1945), el error de los cronistas mencionados no consistió en “afirmar que hubo preocupación por el bienestar de los impedidos sino en atribuir al Estado lo que seguía siendo responsabilidad del ayllu y del grupo étnico.” (Id. p. 40) No habría sido el Estado el que desarrollaba las iniciativas de generosidad social, sino que continuaría siendo la comunidad étnica, el ayllu, el que aún tenía la responsabilidad sobre los pobres, el que realizaba “la reciprocidad comunitaria”. Murra añade que en el mundo andino “tal generosidad institucionalizada que era preincaica, habría sobrevivido a la expansión del Tawuantinsuyu” (id. p. 41-42).

En este sentido, la redistribución estatal no tendría nada que ver con las “economías de bienestar” o con alguna especie de “socialismo”,ya que “la mayor parte de lo almacenado e invertido se gastaba e invertía allí donde la autoridad creía más conveniente” (p. 42).¿Qué era lo más conveniente? ¿Quién era el beneficiario de los almacenes? Para Murra, el Estado Inca y los linajes reales cusqueños eran los principales beneficiados. Murra señalaque “al disponer de gran parte de la mit’a campesina y de todo el esfuerzo productivo de los yana, el Tawantinsuyu, … tuvo a su disposición enormes almacenes – tumpu – de cuyo contenido aprovechaba solo una fracción para usos estrictamente cortesanos.” (p. 38).



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